sábado, 26 de septiembre de 2009

cuestiones factureriles I


amo las facturas, las de panaderías prestigiosas y las del kiosco de acá a la vuelta, las que se venden por unidad y las que se venden por peso, como sea, me encantan. prefiero por lo general las clásicas; vigilantes con crema pastelera, sacramentos y tortitas negras pueden llegar a transformar un mal día en algo muy bueno.
mi amor por las facturas me lleva a verme envuelta en algunas discusiones sobre las mismas. relato aquí una de ellas.
una tardecita estábamos novio y yo en la casa de un amigo en la plata, con su novia . yo saqué a relucir una cuestión que me había llamado la atención después de varias visitas panaderiles en buenos aires: la forma de servirse las facturas.
me parece extrañísimo (y si cero porteño, cero top) la modalidad bowl-pincita y que cada uno eliga y después alguien las cuente y las envuelva, nos cobre y vuelva a poner el bowl a disposición de la clientela. la primera vez que lo ví pensé que era un método exclusivo de la panadería de barrio, a la vuelta de la casa de novio, pero luego lo vi en una muy paqueta en belgrano, y más tarde dentro del sector de panadería en un supermercado coto.
para el que no lo sabe, en rosario, en la mayoría de las panaderías hay mostradores frente a los que uno se para y le dice a la persona que lo atiende qué factura quiere, o bien la señala, entonces el panadero la agarra con una pincita y la pone en una bolsita de papel o en una bandejita (según la cantidad). cuando en algún caso excepcional se llega a una panadería-autoservice hay bandejas de carton a disposición del público. sobre las que uno deposita las facturas y nadie después las saca para trasladarlas a otro lado ni nada de eso.
cuando planteé esta cuestión a mis amigos, un tanto escandalizada porque no me parecía muy higiénico (aunque no es esta la palabra, no hablo de limpieza, sino de contaminación entre el dulce de leche que queda en la pincita, o el azúcar impalpable que cae en el bolw y que luego se adhieren a nuestra tortita negra que no fue creada para tener encima nada que no sea azúcar negra) me dijeron que era de lo más natural, y que el sistema de que te sirva alguien más no funciona porque nunca te dan la que vos querés.
aquí la polémica creció y se dio el diálogo que intento reproducir a continuación:

amigo: ese sistema es una porquería, yo no quiero la tortita negra del borde, quiero la del medio, y la chica me da la que se le canta

pepu: yo trabajé de "esa chica" y son todos unos hincha pelotas, 'que esa, que aquella, nono, la de al lado, más a la derecha, la de adelante" adelante de qué señora?? su adelante o el mío, adelante de todo contra el mostrador o adelante de todo donde empieza la bandeja??

novio: es cierto, habría que crear reglas para ese tipo de situaciones. su derecha o la mía? la izquierda de quién??

amigo: LA IZQUIERDA ES LA DE LA FACTURA.

todos de acuerdo.

novio: hay que poner un cartel en el mostrador que diga eso, además reivindica toda una cuestión social del gremio panadero.

pepu: pero la fatura no tiene adelante o atrás, cuál es su izquierda?

novia de amigo: dos pepitas de chocolate o pasas de uva como ojos y problema resuelto, de ese lado está la cabeza.

novio: pero hay facturas que no tienen que llevar ninguna de las dos cosas.

pepu: acá hay una única solución posible: una cuadrícula numerada y le decís: dame el sacramento E8. y se terminó!


y se terminó.

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martes, 22 de septiembre de 2009

breves

  • voy acercandome a la góndola de las galletitas, miro, pienso qué voy a tener ganas de desayunar mañana, cuando estoy casi llegando con la mano extendida se desploman todos los paquetes del estante de abajo sin que yo toque absolutamente NADA. me siento idiota, miro al rededor con cara de 'yo no tuve nada que ver pero igual lo voy a acomodar'. y lo acomodo. rapidito meto en mi bolsa las maná que me gustan y me voy para la caja antes de que se desmorone el supermercado.
  • vamos con novio a la casa de su abuela, no la conozco, llevo pastafrola, tomamos mates. de pronto sentimos un ruido, como un click, miro a novio, él también lo oyó, claro que sí, el mate se rajó entre mis manos.
  • [esto no es mala suerte, es pelotudez] quiero cocinar algo para llevar de postre a la casa de javi que me invitó a cenar, busco una receta, hago todo perfecto, pongo en el horno, espero. a mitad de la cocción me doy cuenta de que usé harina leudante en lugar de 0000 como debía. quedó una cosa deformísima que igual comimos muy sonrientes.
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lunes, 21 de septiembre de 2009

qué turra

para dar ejemplo de mi pequeña mala suerte voy a contar lo siguiente:
una noche caminando con mi amigo darío hacia una muestra, vi en una vidriera un hermoso saco verde con unas flores bordadas muy bonito y a un precio razonable (cabe decir que soy bastante rata al momento de comprar ropa porque no me gusta que me roben por un pedazo de tela), el local estaba cerrado, era viernes y me quedé pensando si comprarlo o no, porque si bien no era carísimo, mi plan superahorromemudoelañoqueviene me lleva a reflexionar cada compra aunque esta sea una gran oportunidad. Luego de un fin de semana de meditar sobre el asunto decidí que una es más feliz con un saco bonito como ese y cuando salí del trabajo fui al centro con la plata en el bolsillo para comprarlo. cuando llegué, por supuesto ya se había vendido.
refunfuñé porque ya me había imaginado caminando por las calles de mi barrio luciendo mi nueva adquisición y también estaba segura de que a novio le iba a encantar, pero por otro lado me alegré porque era un gasto no planeado por el que me había dejado llevar, ya tengo abrigo, no necesitaba otro.

así fue pues, que volví a mi casa sin saco pero con la alcancía intacta.

el fin de semana siguiente viajé a buenos aires a ver a novio cuando esperaba para subirme al micro de regreso le conté sobre el saco y ni bien terminé de exponerle la cuestión, pasó por delante mío la muchacha que llegó media hora antes que yo y se compró la prenda que me había tenido ilusionada todo el fin de semana, ahi estaba, toda hermoso, abrigando a alguien que no lo merecía.
cuando lo señalé, con cara de no poder creerlo y casi pataleando, novio dijo: "es muy lindo en serio".

bu.

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jueves, 17 de septiembre de 2009

desmitifiquemos

no estoy de acuerdo con la idea de llamar torta a algo hecho de galletitas (y me refiero a cuando la galletita está ahi entera, toda ella perceptible desde el primer bocado). yo sé que puedo ser muchas veces una mal llevada, pero a mi esa cara de morirse de placer que ponen todos cuando juanita dice "josecito hizo torta de chocolinas para su cumpleaños" me exaspera de una manera que ya sé que es incomprensible. no es un manjar de los dioses, ni mucho menos y por sobre todas las cosas no es una torta, es un postre tal vez, pero no una torta. y no estoy diciendo que no sea algo rico, que no me guste o que no lo coma, pero creo que está extremadamente sobrestimada y cualquiera que haya comido una torta de verdad en su vida debería saberlo, dale josecito, la próxima en vez de untar galletitas y apilarlas, ponete las pilas y por lo menos comprá un bizcochuelo exquisita, no te vas a morir por prender el horno.
basta de la mentira de la torta chocolinas!!!

y ni siquiera debería nombrar a su compañero de aventuras el conocido 'turrón de avena' que avena es lo que menos tiene y es el peor embaucamiento para hacernos comer con más ganas algo que está hecho de galletitas de agua una arriba de la otra.

no sé, yo digo nomás.
[y sé que tantos me van a odiar...]

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martes, 15 de septiembre de 2009

mala fortuna

la cosa es que soy dueña de una familiar y amiguísticamente reconocida mala suerte. no esa mala suerte del tipo desgracia que hace de uno un infeliz, un resentido, un suicida ni mucho menos.
no, no, nada de eso, se trata de una pequeña mala suerte, una mala suerte olvidable, una mala suerte que sólo existe con el fin de molestar,.molestar en el plano más molesto de la palabra, molestar como una persona que te trata mal el día que estás de buen humor, molestar como una uñita a penas encarnada, como un mosquito que de a ratos zumba en el oído.
así, toda la vida me ha tocado lograr ahorrar para comprarme algo y que ujsto ese día se haya vendido el último, y que encima el vendedor te diga "se acaban de llevar el último que me quedaba"
y cuando digo toda la vida es toda la vida y muy a menudo.
otra mala suerte que me sale muy bien es la de no aparecer
que se trata de participar de una muestra y que el folleto diga mi nombre con la B equivocada
o de ser parte de una exposición colectiva y no aparecer en el precioso catálogo
y también otro tipo de pequeñeces como hacer adornos cumpleañeros durante meses para que después el viento los destroce antes de que llegue siquiera el primer invitado, o aun peor, que una gastritis me destroce a mi y ni siquiera poder festejarlo.
ir en el colectivo que siempre se rompe.
que me roben en las vacaciones y tener que volverme, que una urgencia médica familiar me haga volver de las vacaciones, enfermarme en las vacaciones.
y un graan etc.

esto no es una idea mía ni una exageración, yo me considero una persona alegre con una vida feliz y agradable, inocencia que me lleva a olvidarme rápidamente del último suceso desafortunado y encontrarme con el próximo totalmente indefensa y terminar en brazos de mis conocidos que no pueden creer tanta pequeña mala fortuna y me contentan mientras se ríen un poquito porque ya es demasiado.

y qué va a ser, hay que saber aceptar, algunos nacen con estrella y otros nacemos estrellados.

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lunes, 14 de septiembre de 2009

resulta que

nadie disfruta tanto cumplir años como yo.
ni bien había terminado de festejar mis 20 ya estaba pensando qué iba a hacer para los 21.
el tiempo pasa volando, ya lo sabemos, y no me dejó pensar mucho pero igual organicé varias cosas y esperé ansiosamente el dia del festejo (que no era el mismo que el de mi cumple, que cayó martes, qué belleza!), como éste prometía ser divertido y riquísimo y por sobretodo, sábado, todos aceptaron con sonrisas las invitaciones y yo me pasé todo agosto haciendo farolitos de papel para decorar la terraza.
el martes vinieron dos amigas, tomamos mate, nada más. nunca me enteré de mis 21, yo esperaba el sábado. hacía un año que esperaba el sábado y zás! tanto esperar, tanta ansiedad: gastritis y dolor, dolor, dolor. se suspende el cumpleaños.
y no, no se pasa para más adelante porque ya me desilusioné y la torta (que estaba ya lista) se la comieron los demás.
así que bien, no sé si es mirarle el lado bueno, pero resulta que sigo teniendo 20.

y si la mayoría de edad/adultez te llega cuando 'alcanzás los 21' pues a mi se me quedó en el camino y resulta que yo nunca cumplí 21.


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